PENSAMIENTO LATERAL
El psicólogo Edward de Bono fue el que bautizó esta forma de pensar como pensamiento lateral dándole este nombre puesto que la estrategia se basa en no abordar el problema de una forma corriente y “frontal” si no con un pensamiento “paralelo” más trabajado e ingenioso.
Sin embargo, a veces este proceso deja de sernos útil. Se nos presentan límites que solo podemos superar dejando de lado nuestras suposiciones básicas y enfocando el problema desde un ángulo completamente nuevo, por ejemplo, mediante el pensamiento lateral.
Los problemas de pensamiento lateral son a menudo extrañas situaciones que requieren de una explicación. Se resuelven a través de un dialogo entre el que sabe la solución y él, o los que pretenden imaginarse la respuesta. Estos enigmas generalmente no contienen suficiente información por lo que dificultan la solución. La clave del proceso es efectuar preguntas. Las preguntas pueden recibir solo tres posibles respuestas: sí, no o irrelevante.
El pensamiento lateral no es una habilidad privilegiada ni mucho menos compleja, sino que es un poder latente que todos poseemos. Puede desarrollarse mediante el entrenamiento, exigiendo solo un cambio de actitud mental y un enfoque abierto a la solución de problemas.
Cuando una línea de preguntas se agota, se necesita avanzar desde otro lugar, desde una dirección completamente distinta. Y aquí es cuando el pensamiento lateral hace su presentación. Para algunas personas, es frustrante que un problema “admita” o “tolere” la construcción de diferentes respuestas que “superen” el acertijo. Sin embargo, los expertos dicen que un buen problema de pensamiento lateral es aquel cuya respuesta es la que tiene más sentido, la más apta y la más satisfactoria.